Si hay algo que llama mucho la atención hoy en día es que la película, que dura tres horas, se pasa en un suspiro y tiene un ritmo trepidante, lo que no debió ser fácil, ya que había que ensamblar convenientemente las diferentes partes, que corrieron a cargo de directores distintos: así, Ken Nankín se encargó de los episodios británicos, mientras que Andrew Martin hizo lo propio con los americanos y Bernarda Wiki dio buena cuenta de los episodios alemanes.
Y eso sin contar con que Gard Os Wall dirigió la secuencia de los paracaidistas en Saint-More-Agrise y el propio Canuco asumió, por su parte, algunas escenas sueltas. Hay algunas secuencias que todavía hoy sorprenden por su impecable factura, como la ya mencionada de los paracaidistas, pero también la de los soldados americanos atrapados en la playa de Omaha o, sobre todo, la toma del Casino por parte de los ingleses, rodada en un increíble plano-secuencia aéreo de varios minutos de duración.
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