El mensaje que Saunière escribió en el suelo del Louvre tenía como línea final «P. S. Buscar a Robert Langdon». Por tal motivo Bezu Fache había fotografiado y borrado tales palabras antes de la llegada de Langdon, para que éste no notara que la policía sospechaba de él.
La agente Sophie Neveu vio el mensaje completo en la oficina de la policía y se dio cuenta que era para ella desde que su abuelo la llamaba «Princesse Sophie» (P. S.). Por eso también supo que Langdon era inocente. Neveu informa en secreto a Langdon conminándole a que llame al servicio de mensajes telefónicos de Neveu y escuche el que ella le había dejado.
Al final, Robert Langdon y Sophie Neveu se enamoran. Acuerdan encontrarse en Florencia, al igual que hizo con Vittoria en Ángeles y demonios. Saunière era Gran Maestre del Priorato de Sion y por lo tanto, conocía la ubicación de la clave, la cual lleva hacia el Santo Grial y los documentos que estremecerían los cimientos del Cristianismo y la Iglesia. Fue asesinado cuando Silas, inducido por El Maestro, intenta acceder a esta información tras haber eliminado a los miembros principales del Priorato (les senechaux). Sophie se había desentendido de su abuelo por haberlo descubierto en un ritual sexual pagano llamado Hieros Gamos en su castillo de Normandía, cuando llegó por sorpresa durante unas vacaciones universitarias.
Las otras líneas del mensaje de Saunière son anagramas. La primera son los números de la sucesión de Fibonacci, desordenados. La segunda y tercera —¡Diavole in Dracon! ¡Límala asno! (O, draconian devil!, Oh, lame saint!,o también, Diavoli en Dracon!, Lis anómala!)— anagramas de «Leonardo da Vinci» y «La Mona Lisa» y llevan a otra serie de pistas. Sobre el plexiglás protector de La Mona Lisa, Saunière escribió el mensaje «no verdad lacra iglesias» (So Dark the con of Man) con un rotulador de tinta invisible utilizado en los museos y que se detecta bajo luz ultravioleta. La segunda pista es otro anagrama para La Virgen de las Rocas, otro cuadro de Da Vinci colgado muy cerca de allí. Detrás de esta pintura, Saunière ocultó una llave que tenía escrita una dirección.
Con ella se abre una caja fuerte en la sucursal parisina del Banco de Depósitos de Zúrich. El número de cuenta de Saunière es de 10 dígitos que consiste en los 8 primeros números de la sucesión de Fibonacci, concatenados en orden creciente:1123581321.
La clave es en verdad un criptex, neologismo acuñado por Dan Brown a partir de las palabras criptografía y codex, y presentado en la novela como un dispositivo cilíndrico diseñado por Leonardo da Vinci para que se pudiera transportar mensajes con seguridad. Para abrirlo, la combinación de componentes rotatorios rotulados con las letras del abecedario deben formar una palabra, en orden correcto. Si se abre a la fuerza, un mecanismo interno rompe un tubo que contiene vinagre disolviendo el mensaje escrito en papiro (pero en la realidad el vinagre no disuelve un papiro).
La caja de palisandro (o palo de rosa) en el cual está el criptex, contiene las pistas de la combinación del criptex, escritas al revés, como lo hacía Leonardo en sus diarios. Mientras vuelan hacia Inglaterra a bordo del jet de Sir Leigh Teabing, miembro de la Real Academia Inglesa de Historia, erudito en el tema del Grial, Langdon resuelve el primer enigma que resulta ser "S-O-F-I-A", la antigua (y moderna) forma griega del nombre Sophie, que también significa ‘sabiduría’. El criptex contiene otro más pequeño con un segundo acertijo para resolver su combinación. Este, que menciona a un orbe que debiera estar en la tumba de un «caballero enterrado por un papa», no se refiere a un caballero medieval, sino a la tumba de Sir Isaac Newton, sepultado en la Abadía de Westminster, cuyo funeral fue oficiado por Alexander Pope (A. Pope, a pope; "un papa" en inglés).
El orbe se refiere a la manzana observada por Newton que se dice lo llevó a formular la Ley de gravitación universal y por esto la combinación del segundo criptex es "A-P-P-L-E" (POMUM).
Al final del libro, Langdon reflexiona sobre el acertijo y de repente, recuerda los marcadores dorados en las calles de París que señalan el lugar del antiguo meridiano. Langdon los sigue, hasta que encuentra el techo de cristal de la pirámide invertida, observando debajo de ella, otra de mármol más pequeña.
Langdon mira hacia el cielo nocturno recordando aquellos últimos fragmentos del poema «...el manto que la cubre en su descanso, no es otro que la bóveda estrellada». El verdadero significado del último mensaje es que el Grial está sepultado debajo de la pirámide pequeña (la espada, símbolo masculino) directamente debajo de la pirámide invertida del Louvre (el cáliz, símbolo femenino, contra el cual, irónicamente, Langdon y Sophie estuvieron a punto de chocar cuando huían de Fache). En aquel instante, y motivado por un profundo sentimiento de respeto, se arrodilla ante las dos pirámides, pues, por fin, había encontrado el lugar donde finalmente descansaban tranquilos los restos de María Magdalena, la encarnación de la divinidad femenina excluida por la Iglesia cristiana desde el Emperador Constantino.
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